Es importante, en la piel del recién nacido, mantener su integridad, la higiene, el control de la temperatura y el uso adecuado de antisépticos, jabones y emolientes.
En cuanto a la limpieza, ésta no se debe iniciar hasta que la temperatura corporal se haya estabilizado.
Un material blanco grisáceo, de consistencia semigrasa denominado vérnix caseoso, no es necesario limpiarlo del todo, ya que tiene una función protectora frente a las infecciones, es nutritivo y favorece la curación de posibles lesiones cutáneas.
Para esta limpieza, se deben usar jabones neutros o discretamente ácidos y no perfumados, y aplicarlos en pequeñas cantidades con la mano o con una esponja suave, con agua preferiblemente templada.
La recomendación siempre, es que el éste cuidado vaya siempre de la mano de un especialista dermatólogo.